Escuela de Pacientes del Servicio Riojano de Salud
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Las zonas idóneas, porque permiten la autoadministración, son el vientre (evitando las inmediaciones del ombligo), los glúteos, los laterales de los muslos y los laterales de los brazos. Los pinchazos deben distanciarse entre sí más de 2 cm y hay que cambiar diariamente los puntos de inyección para evitar que se produzca el «callo diabético». Una vez que se ha mezclado bien la insulina, la aguja debe entrar perpendicularmente en el pliegue cutáneo (inyección subcutánea). No es necesaria la desinfección previa de la zona, ni tampoco el masaje posterior a la inyección. Debe saberse que la insulina tiene distinta velocidad de absorción según las distintas zonas donde se inyecte: es máxima en el abdomen y mínima en el muslo o la nalga. El masaje o el calor en la zona de inyección aumentan la velocidad de absorción.

No existen unas zonas mejores que otras. Aunque la insulina se podría inyectar en otros lugares del cuerpo, las zonas recomendadas son la cara anterior de los brazos, el abdomen, la cara anterior de las piernas y la zona superior y lateral de los muslos. Lo que sí deben saber las personas con diabetes es que la absorción de la insulina es más rápida en unos lugares que en otros. Así, es más rápida en el abdomen y los brazos, y más lenta en las piernas y los glúteos.

Cada paciente debe seguir las recomendaciones que le indique su equipo asistencial y, en ausencia de ellas, debe saber que hay que respetar las zonas en las inyecciones que se realizan a la misma hora. Por ejemplo, si una persona se pincha por las mañanas en el abdomen, todas las mañanas debe pincharse en el abdomen; lógicamente, la rotación significa que, dentro de cada zona, modifica el lugar de inyección.