El ejercicio físico realizado de forma razonable es recomendable en cualquier persona, no solamente como fuente de salud sino como actividad lúdica, recreativa y de entretenimiento. El objetivo es que aquel que ya realizaba ejercicio físico lo pueda seguir haciendo a pesar del tratamiento de la diabetes, y que quien no lo hacía, lo pueda iniciar, sobre todo en diabetes tipo 2 asociadas a sobrepeso u obesidad, donde el sedentarismo juega un papel importante en el mantenimiento y la progresión de la enfermedad.