Vamos a hablar sobre creencias y tópicos erróneos de la diabetes que se escuchan en las conversaciones de la calle o en la sala de espera de nuestras consultas.
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Vamos a hablar sobre creencias y tópicos erróneos de la diabetes que se escuchan en las conversaciones de la calle o en la sala de espera de nuestras consultas. Estos estereotipos pueden ser acerca del diagnóstico, del tratamiento y de las complicaciones.
1. En relación con el diagnóstico
- “Tengo un poco de azúcar, pero no soy diabético”. No se tiene poco o mucho azúcar. Se tiene diabetes en función de unos niveles de glucosa en sangre científicamente establecidos (es decir, una cifra de glucosa en sangre en ayunas por encima de 126 mg/dl).
- “Como no me pongo insulina, no soy diabético”. Es una idea equivocada, porque Se es diabético, independientemente del tratamiento necesario para el control de la enfermedad: ya sea recomendaciones dietéticas solas, o bien pastillas y/o insulina.
- “No me pongo insulina, tengo la diabetes buena”. La diabetes que se controla con pastillas, es igual de grave que la que se controla con insulina y exige un seguimiento adecuado. En cualquiera de las formas de diabetes, la glucosa permanentemente elevada implica riesgo de complicaciones a largo plazo. De tal forma, que estas complicaciones dependen más del buen o mal control de la glucosa que del tipo de tratamiento utilizado, sean pastillas o insulina. No hay diabetes “buenas o malas”, en todo caso diabetes bien o mal controladas.
- “Me encontraron el azúcar alto, pero ahora ya estoy bien”. En realidad, Una vez diagnosticada la diabetes, los niveles de glucemia pueden normalizarse gracias al tratamiento. En sentido estricto, la diabetes no está curada, aunque puede estar perfectamente controlada.
2. En relación al tratamiento
- “La dieta es monótona y aburrida”. En realidad, La alimentación de una persona con diabetes sin exceso de peso puede ser tan variada como se desee, siempre que se sepan controlar las equivalencias de los diferentes grupos de alimentos, en concreto los hidratos de carbono. En personas con exceso de peso, la restricción calórica impone sin duda algunas limitaciones gastronómicas.
- “No debo comer legumbres, pan, melón,… porque tengo diabetes”. En realidad, No existen alimentos prohibidos, Únicamente deben ajustarse las cantidades al plan de alimentación recomendado.
- “Puedo comer lo que quiera de los alimentos para diabéticos:”. Aunque sean denominados “alimentos permitidos, tolerados o especiales para diabéticos” no implica que puedan consumirse sin control. Es imprescindible una lectura adecuada de la etiqueta con la información nutricional y el consejo del experto.
- “Si me pongo insulina, no necesito preocuparme por la dieta”. Esta idea es totalmente falsa. El plan de alimentación es una parte fundamental del tratamiento, de modo que ni las pastillas, ni la insulina, lo sustituyen.
- “Como voy a comer más, tomaré más pastillas”. La medicación para la diabetes no debe modificarse arbitrariamente, sino en función del resultado de los controles. Una dosificación inadecuada puede desencadenar episodios de hiper- o de hipoglucemia.
- “La insulina es una droga, y no me la podré quitar”. “Si me pongo insulina, me volveré diabético de verdad”. “Con la insulina, me quedaré ciego”. La insulina es una sustancia natural que todos tenemos durante toda la vida. La que los pacientes se inyectan es idéntica a la que se fabrica en el páncreas humano. Gracias a ella muchas personas sobreviven y otras viven mejor reduciéndose el riesgo de complicaciones crónicas.
3. En relación a las complicaciones
- “Cuando tengo una hipoglucemia, aprovecho para hartarme”. No es la actitud adecuada. Para tratar la hipoglucemia son casi siempre suficientes de 15 a 20 gramos de azúcar. La ingesta de mayores cantidades suele provocar aumentos de glucosa o hiperglucemias posteriores que desestabilizan el control.
- “Si controlo bien el azúcar, no es importante la tensión arterial ni el peso”. “El tabaco no tiene nada que ver con la diabetes”. La diabetes supone un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Este riesgo se multiplica por el tabaco, la hipertensión, el colesterol elevado y la obesidad. Por ello tan importante como conseguir unos niveles adecuados de glucemia, es tener controladas el resto de factores de riesgo cardiovascular (tensión, colesterol, tabaco).
- “Me siento mejor cuando tengo el azúcar alto que cuando está bajo”. Muchas personas comparten esta sensación, pero debe recordarse que la glucemia alta actúa silenciosamente favoreciendo el riesgo de complicaciones crónicas.
- “Si me levanto con una glucemia normal estoy bien controlado”. El buen control implica que a lo largo de todo el día (y no solo al levantarse) se tengan glucemias próximas a la normalidad
En resumen, muchas creencias populares carecen de fundamento. No deje de consultar a sus profesionales de la salud para contrastar su veracidad.